A ELLOS se les fomenta que «poco emocionales», «que tomen la iniciativa», y en las relaciones afectivo-sexuales se les transmite un mensaje sobre su sexualidad muy
ligado al rendimiento, exigiéndoles que sean «expertos», aunque nunca hayan recibido una adecuada información. Se deben mostrar siempre dispuestos, y gustarles sólo las chicas...
A ELLAS se les exige que «emocionales», «sensibles», «dependientes»,«sumisas»… se las responsabiliza del cuidado y de preocuparse por las demás personas,
y en las relaciones afectivas y sexuales deben ser «pasivas» e «inexpertas», no siendo propio de chicas mostrar el deseo sexual. A las chicas deben gustarles sólo los chicos y
mantener relaciones sexuales sólo por amor.
Con estos mensajes es lógico que el amor, como dice Emilia Barrio Rodríguez, no tenga el mismo significado para ambos sexos: «al niño al socializarlo ligándolo a una afectividad opuesta a la de las niñas, mutilamos su capacidad de comunicación y la posibilidad de
entendimiento con el otro género, pensará en el amor como algo periférico de su vida, y la niña construirá gran parte de su dependencia en base a la manera de vivir la afectividad
que será el centro de su vida aunque conlleve sufrimiento».
Reflexionar sobre los mensajes que nos llegan y aprender a desenmascararlos, es fundamental si queremos vivir unas relaciones afectivas y sexuales más positivas, placenteras y saludables.

Fuente: http://centrodepsicologiayterapias.blogspot.com.es/
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